Para ser más eficientes energéticamente hablando, se realizan rehabilitaciones de edificios para ahorrar energía y para ello el aislamiento es la mejor solución. Normalmente la rehabilitación de una fachada o de un edificio se realiza cuando el desgaste ha sido grande y necesita reparación. Sin embargo es cada vez más común realizar rehabilitaciones térmicas.
Un edificio bien aislado conservará mejor la temperatura en su interior y se disminuirá el consumo de energía. En obras nuevas esto siempre se tiene en cuenta, pero en aquellos edificios con años de antigüedad se recomiendan las obras para poder aislarlos térmicamente. Para aprovechas la obra se suele llevar a cabo una rehabilitación de la fachada junto a la que se aplica la rehabilitación térmica, de este modo se reparan goteras y humedad y se le da el lavado de cara tan necesario.
La rehabilitación térmica de fachadas gracias al aislamiento es una fórmula de ahorro tanto para el usuario como para el propietario del edificio, además de estar ayudando en términos medioambientales. Reducirás factura, mejorará el confort en la vivienda, contribuirás a disminuir las emisiones de gas, las condensaciones desaparecerán (por ejemplo la aparición del moho) y se mejorará el aislamiento acústico y además el valor del edificio incrementará.
Cualquier edificio puede ser rehabilitado térmicamente, aunque un buen equipo, como en AVIR, estudiará el caso en particular y ofrecerá las mejores posibilidades de rehabilitación. No es un gasto, es una inversión que a largo plazo merecerá la pena.
Para llevar a cabo el aislamiento térmico estos son los pasos más habituales, aunque a veces se adaptan a cada tipo de situación:
- Aislamiento de fachadas, muros y ventanas. Se instala un material aislante térmico en los muros, ya sea en la fachada o en el interior, además de ser necesaria la sustitución de ventanas para ser más eficientes.
- Aislamiento de cubiertas. Se instala un aislante en la cubierta, sobre todo en aquellos casos en los que se encuentre con una vivienda con tejado.
- Aislamiento de suelo y techo. Si es necesario se instalará un aislante térmico en techos y suelos para evitar el contacto con el aire exterior y conseguir mantener la temperatura.
- Aislamiento de tabiques o separaciones. Será necesaria la aplicación de aislante térmico entre las separaciones entre vecinos o hacia zonas comunes.
- Mejora en las instalaciones. Tuberías, calderas… se evitará la pérdida de calor en el transporte del agua caliente.