Normalmente, cuando realizamos una obra o servicio en el interior de una vivienda la iluminación la dejamos para el final del proyecto. Sin embargo, es el aspecto que más va a resaltar los colores y decoración que hemos utilizado, y va a llenar el interior de nuestro hogar de expresividad y confort.
Es importante trabajar la iluminación desde el principio, y además de conseguir un determinado nivel lumínico que nos permita realizar las actividades que queremos, son dos los factores que debemos tener en cuenta a la hora de escoger la adecuada: la cantidad de luz apropiada y el tono de iluminación. Los tonos cálidos van asociados a bajas cantidades de luz, reflejando por ejemplo una puesta de sol. En caso contrario, si optamos por tonos fríos, las cantidades de luz deberán ser mayores.
Dentro de la temperatura del color se establece una clasificación basada en tres tonalidades: blanca, neutra o intermedia y amarilla. Los efectos que tienen en nosotros este tipo de tonalidades pueden repercutir en nuestro estado de ánimo, tonalidades amarillas para aumentar el grado de confort y sentirnos a gusto y relajados y tonos más fríos que estimulen el grado de actividad.
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A la hora de establecer los tipos distintos de iluminación que podemos encontrar cuando llevamos a cabo una reforma en el interior de una vivienda, debemos de resaltar cuatro:
- -La iluminación general: son aquellos focos que suelen instalarse en el techo para conseguir una iluminación de la habitación en su totalidad. Es recomendable utilizar varios puntos de luz y no centrarse en uno únicamente. Siempre ha sido habitual el uso de halógenos, que empotrados en el techo conseguían la iluminación general de la habitación. Sin embargo, las últimas tendencias vienen de la mano de nuevas combinaciones: foseados en paredes y techos que se complementan con estos halógenos.
- -La iluminación puntual: se debe complementar con la iluminación general y su propósito es iluminar una actividad concreta, el centro de una mesa, una determinada estantería o algún elemento de interiorismo.
- -La iluminación de exposición: más que finalidades prácticas, este tipo de iluminación tiene por objeto dar un toque especial a una determinada estancia, y combinándola con colores y formas, convertirse en un foco de atención. Suelen recrearse en muchos casos la iluminación que puede aportar el fuego o las velas, y algunos de las alternativas más innovadoras son focos que aparecen proyectados en movimiento.
- -La iluminación decorativa: sirve para dar protagonismo a un objeto en concreto, ya se trate de una escultura o un cuadro. Se utiliza para resaltar los aspectos arquitectónicos del interior de una vivienda e intenta crear y generar falsas realidades.
Sobre todo, a la hora de enfrascaros en el proyecto de llevar a cabo una correcta iluminación del interior de vuestras viviendas, no olvidéis pensar en cuánta cantidad de luz quieres, dónde la quiero, y que tonalidad es la más adecuada para ese determinado espacio.